La fotofobia es un fenómeno subjetivo que experimentan los pacientes que tienen una sensación de mayor vulnerabilidad a la exposición de luz, ya sea luz natural o luz artificial.
Ocurre en situaciones normales como puede ser un aumento en la cantidad de luz ambiente o en transiciones bruscas de un interior a un exterior, como cuando uno maneja en la noche, donde hay una modificación brusca de la cantidad de luz que recibe un ojo o cuando nos levantamos en la noche y queremos ver el celular.
En pacientes cerca de los 65 o 70 años es habitual que su sensibilidad normal de la retina se vea disminuida, no por ninguna patología, sino por una disminución de la sensibilidad a la luz, propia del envejecimiento normal de los tejidos.
Cuando manejamos en la noche hay unos momentos críticos en los que si no tenemos una buena calidad visual podemos tener un accidente de tráfico. ¿Qué momentos pueden ser esos? Por ejemplo: la salida y la puesta de sol, un deslumbramiento puntual del foco de un carro, de un reflejo en un edificio, de una luz de cruce de un coche con el que nos cruzamos en la carretera, o fenómenos como el cambio de luz a la salida de un túnel.
Es posible que en algunas circunstancias haya algunos pacientes que tengan la sensación de ser deslumbrados por la noche cuando no hay un estímulo visual determinado. Eso sí que es una indicación para acercarse a su oftalmólogo.
El tiempo de respuesta de un ojo normal frente a un estímulo luminoso, ya sea un deslumbramiento o no, va aumentando con el paso del tiempo. En pacientes que además tienen una patología oftalmológica, ya sea en la retina, en otras estructuras del ojo o desarrollen una catarata, ese tiempo de respuesta frente a un estímulo luminoso va aumentando. ¿Eso qué implica? Que hay un tiempo mayor en el que no terminan de ver bien frente a un deslumbramiento, y eso aumenta el riesgo de una colisión.
Muchas veces no le damos importancia a esos segundos o a esas milésimas de segundo de tiempo de reacción, pero muchas veces son claves para evitar accidentes.
Recomendamos a los pacientes que tienen una patología ocular o a aquellos pacientes que tienen una mayor sensación de deslumbramiento cuando conducen, que acudan a su oftalmólogo para ver si ha habido una progresión en su enfermedad previa, o si han aparecido otras alteraciones que requieran un nuevo tratamiento o una limitación en sus condiciones para conducir.
Causas
La fotofobia puede ser causada por múltiples factores. El uso excesivo de lentes de contacto, especialmente los que están mal equipados para el ojo, es una causa común para la sensibilidad. Dolores de cabeza de migraña frecuentes, la inflamación dentro del ojo o uveítis, abrasiones corneales o úlceras y quemaduras en los ojos pueden causar sensibilidad prolongada a la luz. Si el ojo ha sido herido o infectado, se puede producir una cierta sensibilidad. Una persona que sufre de cataratas o glaucoma pueden experimentar sensibilidad a la luz como lo haría quienes usan ciertas drogas, como anfetaminas, la cocaína o la fenilefrina.
En muchas ocasiones no se logra determinar la causa de este problema, sin embargo, está presente y es muy intenso. Lo preocupante es cuando esta molestia se presenta como síntoma de una enfermedad mayor, ya que son innumerables las patologías que pueden provocar este síntoma.
“Otras posibles causas son el trauma ocular, el glaucoma congénito, la aniridia (ausencia de iris), la sequedad del ojo y el albinismo ocular, post operatorio inmediato de cirugía LASIK o de Catarata, entre otras enfermedades. También se ven afectadas las personas que por motivos médicos son sometidas a una dilatación de la pupila, ya que esta regula la cantidad de luz que ingresa al ojo.
Cuando la fotofobia está siendo causada por alguna enfermedad, la idea es tratar la patología subyacente de manera que también se acaben los síntomas. Sin embargo, cuando no se conoce el origen de la molestia, lo más probable es que se tenga que aprender a convivir con ella. En este caso, la principal recomendación es evitar el exceso de luz y protegerse con lentes oscuros, lentes con tinte ámbar o lentes antirreflejo.
Tratamiento
Para tratar adecuadamente los ojos sensibles, se debe buscar la atención de un retinólogo. Mientras que la condición puede no ser un indicador de un problema serio, que no puede ser tratada hasta que se determine la causa. Para reducir el dolor y el malestar, evitar la luz solar y usar gafas de sol en interiores, lentes antirreflejo o lentes con tinte ambar, si es necesario. Si la sensibilidad persiste, se convierte en grave cuando hay poca luz, los ojos se enrojecen o visión se torna borrosa, visita a un retinólogo inmediatamente
Al ver a su Retinólogo
Una visita a un médico puede incluir un examen de la vista completo. Esté preparado para informar al médico acerca de la condición, incluyendo el tiempo que ha estado sufriendo, que tan malo es el dolor y si gafas oscuras remedian el malestar, así como los medicamentos que con frecuencia toma. Con base en los resultados de los exámenes y los síntomas que experimenta, el médico determinará el curso de acción apropiado para el tratamiento.